Violencia Institucional y de género

Hasta no hace mucho ni se me pasaba por la cabeza pensar que las instituciones pueden estar
en contra de los intereses de las personas, más bien lo contrario. Las instituciones, como organismos, son quienes velan porque nuestros derechos como seres sociales sean respetados. O eso pensaba yo...

Después de perder a mis dos hijas porque las instituciones no las protegieron, ( no solo lo digo yo, nos lo reconoció el Ministerio de Presidencia el pasado mes de Diciembre de 2021) y de conocer situaciones que a cualquier persona que no las haya vivido le serán difíciles de creer. Sólo me queda decir que la violencia institucional esta presente cada día y que los juzgados no son imparciales con las personas a las que juzgan en un gran número de ellos.

España es un país avanzado y pionero en legislación referente a violencia de género. Pues bien, esas leyes escritas en papel, promulgadas y vigentes, se diluyen en las comisarías de policía, los cuarteles de la guardia civil, los despachos de abogados, juzgados, fiscalía, puntos de encuentro familiar, etc.

No voy a hablar de ninguna persona en concreto pero estoy segura de que muchas se van a reconocer en mis palabras.

La situación en la que vivimos muestra que la violencia de género se produce cada día y que el origen es la diferencia de poder que desde que nacemos aprendemos y que se instaura en nuestros cerebros como si no pudiera ser modificada. Sabemos que esto no es así, que los privilegios que se han dado y se dan a los hombres por el simple hecho de serlo, son constructos sociales.

Pero esta violencia va más allá de estereotipos o cultura, llega a atacar principios fundamentales como el de la vida. Y eso en cualquier sociedad actual no puede permitirse y mucho menos por quienes tienen que velar por la protección de los derechos de las personas. Porque somos eso PERSONAS.  

El poder y el ego son los principales enemigos que tenemos. Cuando tu palabra es avalada por el simple hecho de ser tú, da mucha tranquilidad. Esa seguridad te hace crecer y no ponerte límites pero...¿es lícito que sea así de manera ilimitada? estoy segura de que la respuesta es no.

Pues justo eso es lo que está pasando en las instituciones que violentan una y otra vez a las mismas personas, a las mujeres, porque su palabra es "menos válida" que la de los hombres. Incluso aunque haya pruebas que confirmen lo contrario. La palabra del hombre prevalece.
Aquí es donde empieza el mayor daño que se le puede hacer a una víctima de violencia de género, máxime si tiene hijos.

El miedo se ha apoderado de ella, no ve salida a una situación en la que la violencia cada vez es más frecuente. Cuando decide buscar ayuda encuentra: a personas que no la creen, que cuestionan su dolor, que la tachan de "loca", que piensan que quiere sacar algún beneficio, que las pruebas que tiene no son suficientes (ya sea una o cien mil), alguien le dice que algo habrá hecho para estar en esa situación... y del otro lado cosas como: él es muy buena persona, tiene muy buena reputación... (aunque la haya asesinado a ella y/o a sus hijos o hijas).

Existen numerosos órganos específicos para la atención a las víctimas de violencia de género (menos de los necesarios), sin embargo, en muchos de ellos tienen las mismas respuestas que acabo de exponer. Hay muchos jueces y juezas que determinan que una mujer no tiene perfil de víctima de violencia de género con solo verlas, sin informes de equipos psicosociales ni otro dato más. Siendo así ya hay un sesgo desde el comienzo.

En muchas comisarias de policía y cuarteles de la guardia civil, quitan importancia a la agresión de un maltratador, animan a no poner una denuncia porque: "no va a servir de nada", hacen esperar horas a la víctima para poder poner la denuncia, etc.

Los fiscales en muchas ocasiones dejan sin protección a los y las menores que viven situaciones de violencia y que las sufren directamente. Recordemos que ellos y ellas tienen que velar especialmente por el bienestar de los y las menores. Se permite que no se tengan en cuenta certificados médicos donde se muestran abusos, agresiones, etc. No se les hace una adecuada valoración psicosocial, se les obliga a tener visitas con maltratadores y abusadores y no en pocos casos, ni se les tiene en cuenta. El interés superior del menor se diluye ante los derechos de un padre, independientemente del trato que de a ese o esa menor.

Se admiten valoraciones de abogados, jueces e incluso agentes de fuerzas del estado sin ningún fundamento en beneficio del hombre, mientras que las mujeres son analizadas minuciosamente, cuestionadas, tachadas de locas e ignoradas, incluso aportando pruebas.

Las pruebas que se presentan por parte de las mujeres en muchos casos no son tenidas en cuenta. No se admiten a trámite o se ignoran sin más.
 
A España ya se le ha apercibido, por parte de Europa, de que el Síndrome de Alienación Parental no se puede aplicar, sin embargo hay juzgados en los que sigue apareciendo y determina que se conceda la tutela al progenitor hombre porque la mujer está "influyendo" de forma negativa en los hijos o hijas. Si no se puede aplicar, por qué no pasa nada cuando se aplica, e insisto, son bastantes casos.

En cuanto a "obligación" de cumplimiento de sentencias judiciales como: horarios y días de visitas, pago de pensión alimenticia, etc. se aplica de diferente forma en función de quien lo incumple. En el caso de algunas mujeres son sentenciadas a prisión, sin embargo en el caso de que la obligación la incumpla un hombre los procesos pueden ir desde no llevarse a trámite, hasta alargarlos en el tiempo exageradamente. ¿Cómo puede ser esto? Ante un mismo acto las consecuencias son muy diferentes para padres que para madres.

Y por supuesto, la parte más importante aquí se olvida una vez más. El interés superior del menor ni se tiene en cuenta. Los niños y las niñas quedan apartados, como si no existieran, en muchas ocasiones.

Afortunadamente hay personas que hacen bien su trabajo, que tienen en cuenta todos los aspectos y se interesan por el bienestar de los y las menores. El gran problema aquí es que en muchos casos esto no se cumple. Hablamos de niños y niñas que sufren violencia cada día, que temen a las fuerzas de seguridad del estado porque les llevan con la persona que les agrede, que les separan de su figura de apego. Se permite que una agresión no sea nada porque no se tiene en cuenta en un juzgado, porque se le quita importancia en la comisaría o el cuartel, porque se cura allí mismo para que no haya parte médico....

Hablamos de la vida de personas, hablamos de que se les hace un daño permanente ya que no reciben la ayuda adecuada. Un niño o una niña, tendrá secuelas durante toda su vida.

He hablado con políticos, abogados, fiscales, juezas, policía... y no he visto la capacidad de solucionar esto. Más bien las ganas porque supone un gran esfuerzo, una lucha contra un poder establecido que no se quiere perder. Pero... están muriendo personas, mujeres y niños y... ¿no pasa nada? me produce mucha tristeza e indefensión. Me avergüenzo de esta sociedad a la que pertenezco donde se da más valor al poder que a la vida.

Me gustaría que esta reflexión tocara la conciencia de quienes minusvaloran día tras día la vida de niños, niñas y mujeres. Que intentaran ponerse en su piel, estoy segura de que la situación cambiaría radicalmente.

Y quiero acabar agradeciendo a quienes trabajan por las PERSONAS, que respetan el valor de la vida y promueven un desarrollo sano y saludable en la sociedad. Porque cada día se enfrentan a muchos otros que están en su contra. Gracias de corazón por vuestro esfuerzo.


Itziar Prats