5 AÑOS (2018 - 2023)

25 de septiembre, antes de que salga el sol suena el teléfono. Respondo adormilada, la voz no es conocida pero me dice que tengo que ir porque algo grave ha pasado... Sin pensarlo me levanto de la cama, salgo a la calle y la abuela tras de mi.

Hoy se cumplen 5 años de esta llamada, 5 años que me parecen un suspiro. Podría volver al momento en que nos vimos por última vez sin ninguna duda, como si todo continuara igual. Sin embargo eso no va a ocurrir nunca. Nunca es la palabra que me gustaría borrar.

Ahora, desde mi realidad, tras 5 años sin vosotras, miro atrás y veo que he aprendido muchas cosas, que la vida me ha puesto a personas maravillosas que me ayudan a que recordaros cada día sea menos doloroso, incluso que, a veces, el recuerdo sea alegre y positivo.

Me gusta pensar que veis lo que estáis logrando. Dos niñas, dos niñas que nunca más volveremos a ver, que nunca crecerán, están ayudando a otras personas. A algunas a creer que pueden salir de su situación de violencia, de su dolor, a sacar fuerzas de donde piensan que ya no las tienen y a otras, a darse cuenta de que ese dolor es real y que puede estar mucho más cerca de lo que hasta ahora habían pensado.

Cada vez que hablo de vosotras, que comparto nuestra historia, me duele pero contarlo también me ayuda. Me ayuda porque es la forma en la que quien no ha vivido de cerca la violencia, se de cuenta de cómo es. De que está a nuestro alrededor cada día y de que casi no nos damos cuenta. Es tan frecuente vivir situaciones de violencia que las hemos normalizado y esto es lo que tenemos que cambiar. Y es que deberíamos entender que la violencia aumenta de forma progresiva desde la más pequeña de las violencias. Si dejamos pasar esas pequeñas violencias porque no las consideramos importantes, se harán más grandes. Así es como el grado de violencia aumenta progresivamente, vamos normalizando cada vez situaciones más violentas. Nos vamos acostumbrando a ellas y cuando llega un momento en que no la podemos soportar, ni sabemos cómo hemos llegado hasta ahí, ni cómo frenarla. 

Una mujer de entre todas las personas que viven en España, me dio el impulso para mostrar esta realidad al mundo entero. Ya sabéis que es Isabel Gallardo Sánchez, que vive en Valencia y que quiso que no os olvidáramos nunca, sin conoceros, sin conocernos. Su gran corazón y su creatividad son el motor de este proyecto: El latido de las mariposas depende de nuestra actitud. Un proyecto que busca la sensibilización y la prevención de la violencia de género a través de la educación en valores y del símbolo de la mariposa. Estas mariposas que no paramos de tejer cientos de mujeres y que compartimos de forma desinteresada con toda persona que quiera transmitir vuestro mensaje de igualdad y respeto. Sin olvidar a ninguna víctima.

Creemos que es la forma en que podemos transformar el mundo y así es como enseñamos que la mejor forma de convivir es a través del buen trato, del respeto y poniendo por delante de TODO, la VIDA de las personas. Algo fundamental cuando se trata de niños y niñas. 

Por desgracia esta no es la realidad en nuestra sociedad. Niños y niñas que sufren violencia y/o abusos a diario, son ignorados cada día por parte de quienes tienen que protegerles, con la "excusa" de que mienten o son manipulados por sus madres principalmente. Se pone en tela de juicio la denuncia de la violencia, no se tienen en cuenta pruebas (médicas entre otras) y se minusvalora el riesgo... Así podría continuar, pero he visto que esto no sirve nada, o al menos de muy poco.

Por eso, siempre que podemos y acompañadas de miles de personas: niños y niñas, adolescentes, personas adultas y mayores, transmitimos y mostramos cómo el buen trato, el respeto y la educación en valores nos ayudan a empatizar con quien tenemos al lado. Nos ayuda a cambiar la mirada, a ampliar el campo de visión y nos permite abrir los ojos ante esas situaciones que nos violentan, de tal forma que ya podemos actuar y dar una respuesta positiva que frene la violencia y de paso al entendimiento. Esta no es una tarea fácil pero podemos lograrla entre todas las personas del mundo. Hace falta mucha formación y sensibilización, en especial a quienes trabajan cada día desde las instituciones encargadas de dar asesoramiento y protección a las víctimas.

5 años son pocos para lograr cambios sociales, pero podéis estar muy orgullosas de la cantidad de lugares a los que vuestro mensaje ha llegado. De la cantidad de personas de todas las edades que conocen el significado de las mariposas moradas y que con orgullo lo enseñan a otras personas. Habéis traspasado fronteras entre países, cruzado mares y océanos, porque hay miles de personas en el mundo que piensan que esta es la forma de que seamos mejores personas y más felices. Seguiremos transmitiendo el mismo mensaje el tiempo y de las formas que sea necesario. Este año os acompaña una mariposa más. Ojalá que las tres estéis juntas riendo y disfrutando, que sigáis volando y llenando el mundo de respeto e igualdad. 


Itziar Prats Fernández.